Ahorcaban a un delincuente



Ahorcaban a un delincuente
y decía su mujer:
- No tengas pena pariente:
todavía puede ser
que la soga se reviente.


Eran tiempos coloniales
la plaza de Lima hervía
por la plebe que venía
de distintos arrabales.
Al causante de sus males
quería mirar la gente,
era muy tenso el ambiente
pero había un gran motivo
pues por pasarse de vivo
ahorcaban a un delincuente.


Cual semilla de maldad
que Satanás esparció
por mucho tiempo sembró
el terror en la ciudad.
Puesto que en la sociedad
no se quiso componer
como tenía que ser
pasó a manos del verdugo
él estaba bajo el yugo
y decía su mujer:


- Trabajo me dio encontrarte
¡si no serás mataperro!
no pongas cara de entierro
y procura relajarte.
Haz lo mejor de tu parte
que yo de ti estoy pendiente
tú siempre has sido valiente
hoy aquí eres sensación
y por esta situación
no tengas pena pariente:


- Hay gente de la nobleza
como también muchitanga
pues un as bajo la manga
tienes, creen con certeza.
Levanta más la cabeza
para que te puedan ver
y desiste de correr
que con un poco de suerte
que tú burles a la muerte
todavía puede ser.


- Cuando la soga deslicen
no pienses que es el final
con el mote de “Inmortal”
es probable te bauticen.
De este verdugo me dicen
que es un burro incompetente
y en este sitio inclemente
al que te han traído en vilo
tú espera nomás tranquilo
que la soga se reviente.


* planta de Ricardo Palma – Tradiciones Peruanas “El Corregidor de Tinta”

© 2007 Luis Bárcena Giménez

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